"Tienes que empezar a trabajar antes de graduarte, de lo contrario se te dificultará mucho conseguir tu primer empleo"; "si empiezas en el sector de derechos humanos, nunca vas a poder pasar a la vida de una firma"; "si empiezas en el sector público, no vas a poder pasar al sector privado, o viceversa"; "si no empiezas en firma, no vas a ser exitosa"; "tu primer trabajo te va a definir por el resto de tu vida". Estas palabras las escuché en los 5 años que estuve en la Facultad de Derecho. Siempre me aterrorizaron, de hecho aún lo hacen, pues no tengo muy claro cuál es la mejor decisión que puedo tomar para empezar mi vida laboral. No tengo claro si son afirmaciones verdaderas o falsas, tampoco sé si soy lo suficientemente buena y/o especializada para aplicar a un trabajo sobre derecho ambiental, litigios, derechos humanos, comercial, internacional, etc., lo único que sé en este momento es que tengo que estar abierta a todas las posibilidades.
Muchas de las decisiones profesionales que he tomado o que me he abstenido de tomar, han estado cargadas de miedo por esas frases que se escuchan en los pasillos de la facultad. Me da miedo que una decisión defina el resto de mi vida profesional y mi vida personal; me da pánico que si decido ser una cosa, se me cierren otras puertas. Me dejé de relacionar con personas porque los otros me iban a definir de cierta u otra manera dentro de mi carrera. Me abrí a unas cosas, pero me cerré a otras y las mismas ganas de no querer definirme, terminaron por hacerlo, algo así como un tipo de "self-fulfilling prophecy".
El caso fue que algunas de esas oraciones me las tomé muy enserio. Conseguí trabajo antes de graduarme de derecho en un proyecto con una organización internacional de investigación ambiental. No empecé en una firma como paralegal en mi estancia en la universidad, porque hacía dos carreras al tiempo. Inscribía al semestre 25 créditos entre monitorías, clases obligatorias y una que otra en el gimnasio, de manera que pensaba que con tanta carga académica no podía rendir en una firma. Este trabajo me permitía manejar mis propios tiempos, así que ya podía chulear una de esas frases y decir que evité ese destino fatídico.
Hoy estoy en un punto de mi vida en que quiero experimentarlo todo, siento que mi alma quiere experimentar todo lo que pueda estar a mi alcance, desde ser abogada en una firma, ser canciller, estar en una empresa de tecnologías, en un ministerio o ser una abogada diplomática de la ONU. Quiero poder relacionarme con personas que trabajen en todas las áreas (incluso en las que no me considero tan buena como negocios y contabilidad), y en cualquier parte del mundo.
Por esa razón decidí tomar esta clase, para abrir mi rango de posibilidades. Bien podía haber tomado una clase más de derechos humanos o de derecho comercial, pero Power Skills & Derecho resonó más conmigo porque quiero tener herramientas para relacionarme con personas que considero distintas a mi. Decidí abandonar esas otras clases para tener instrumentos diferentes a los jurídicos que alimenten mi carrera, para vencer los miedos que mencioné anteriormente. Quiero empezar a cuestionarme cuáles son mis limitaciones y por qué le tengo tanto miedo a que mi experiencia profesional se limite.
Soy consciente de que elegir algo tiene un costo de oportunidad y que no puedo experimentarlo absolutamente todo (como el hecho de que tenía sólo 3 créditos disponibles y decidí abandonar las clases de DDHH y comercial). También entiendo que tengo que decidir, pero que no todo lo puedo controlar. Por ahora, me rehuso a considerar que estas oraciones definen el futuro de todas las personas que estudian derecho y que por evitar esas profecías puedo terminar cumpliéndolas. No sé si esas afirmaciones en los salones y en la facultad de derecho sean verdaderas o falsas, el caso es que no me interesa vivir en función de comprobarlas o no. Al fin y al cabo pueden ser estructuras sociales que se construyeron a través de experiencias individuales.
Esta clase, para mí, es una llave que me permitirá abrir más puertas, al igual que otras llaves que he adquirido a lo largo de mi vida. Por ejemplo, mis clases de masaje thai, pintura, patinaje en línea, gimnasia rítmica, natación, violín, mi experiencia como mesera, entre otros. Cada una de estas me ha dado una clave en mi vida; una que tengo muy clara es que durante mi experiencia como mesera en Estados Unidos, el manager me enseñó que si no entendía una orden o si no me había quedado muy clara, preguntara de nuevo. Con esto evitaba asumir, ahorraba tiempo, energía, comida y dinero. Esta es una de las enseñanzas que intento aplicar en cualquier situación de mi vida.
Así que aplicaré las herramientas de la clase para hacer una introspección y entender o abrazar mis miedos, en vez de tratar de evitarlos a toda costa. Por ahora no pensaré que tengo que sabérmelas todas para entrar en algún trabajo, mi intención tampoco es saber un poco de todo y al final de nada. Más bien considero que haré un ejercicio consciente de combinar estas llaves, no sólo de acumularlas o coleccionarlas.
Por estas razones considero que los Power Skills me ayudarán a ejercer mejor mi profesión como abogada. Quiero aprender a ejercitar mi mente y mis habilidades de poder para relacionarlas y tejerlas creativamente con otras de mis capacidades y habilidades, desde la abogacía hasta ser mesera. Al fin y al cabo eso es lo que este mundo que es rápidamente cambiante requiere, un proceso creativo donde pueda relacionar ideas, conceptos y personas que vienen de distintos contextos, poder solucionar problemas desde diferentes perspectivas (Epstein, 2019), no únicamente una abogada que sepa de derecho ambiental.
Referencias
Epstein D, 2019. Range: Why generalists triumph in a specialized world.
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